Aunque en el título definan su aportación como «pequeña», todos los que seguimos su blog sabemos que en La Comisión Gestora™ son muy grandes. Os dejamos con su particular visión de la Sanidad Híbrida.
Los amigos Iñaki y Raquel, creadores del concepto Sanidad Híbrida, y promotores de una desconferencia virtual para descubrir al híbrido sanitario y fomentar el uso de las tecnologías entre los profesionales del sector salud.
Nos han pedido que colaboremos con una entrada para lo que nos plantearon varios temas. Al final, básicamente porque nos gusta hacer lo que nos da la gana, nos hemos decidido por intentar contestar a una pregunta que se están haciendo los lectores del blog, muchos de ellos profesionales que están a punto de hibridarse pero que todavía no están plenamente convencidos.
Los que están siguiendo las publicaciones de este blog habrán descubierto que la recomendación general es que los profesionales se hagan híbridos basándose en 3 cuestiones:
La primera y la más sencilla de todas es que no existe ninguna razón para no hacerlo. No hay ningún motivo para no probar. Es más, la mayoría ya se está hibridando en cuanto a las relaciones sociales (Facebook®, Tuenti®, etc…), si hacemos caso al dato de que más del 80% de los usuarios de internet ya forman parte de alguna de estas redes sociales que favorecen la interrelación.
La segunda es que esta “novedosa” forma de relaciones sociales podemos reproducirla a nivel profesional, con lo que la relación entre profesionales sanitarios se potencia de forma exponencial, favoreciendo todo aquello derivado de esta interacción entre pares o entre grupos profesionales (Comunidades de Práctica). El intercambio y la participación en temas de interés común genera conocimiento, colaboración, creación de contenidos y HORIZONTALIZACIÓN.
La tercera es que este modelo de hibridación organizacional, aquel conformado por la suma de muchos profesionales híbridos, es el modelo sanitario del futuro, en el que se integran e-profesionales y e-pacientes; el modelo que viene a solucionar todos los retos actuales y retos del futuro. Al menos eso es lo que se plantea en documentos como “El Manifiesto Abla 2010”, en “El libro en blanco del epaciente” y en el libro “El epaciente y la Redes Sociales”.
Pero, si hacerse híbrido es tan fantástico, la pregunta a contestar es
¿por qué las organizaciones, que por sentido común deberían estar encantadas de tener profesionales híbridos, son tan reacias y se resisten a hibridarse y a permitir que sus profesionales lo hagan?
Y la respuesta, aunque pueda parecer compleja, es sencilla. porque tienen miedo. Miedo con mayúsculas. Un miedo tan primario y profundo que las paraliza, atenaza y condiciona.
Miedo al efecto sísmico que la hibridación puede provocar en los oxidados resortes de las actuales organizaciones sanitarias, nada preparadas para los nuevos principios del 2.0. Miedo a su nula preparación para contrarrestar la enorme capacidad de propagación de este modelo entre los profesionales. Miedo a su incapacidad para mantener el control en los flujos de información, los que otrora fueron su principal arma de poder. Miedo a casi cualquier cosa que suponga una innovación.
Pero todos estos miedos tienen su origen en el hiperdesarrollado espíritu de supervivencia de las organizaciones y, aunque criticables, puede llegar a ser comprensibles.
Sin embargo, hay un miedo irracional que no tiene justificación alguna. El miedo al riesgo de que los profesionales disfruten. Porque, aunque a algún lector de este blog le parezca extraño, no es habitual que los profesionales disfruten con lo que hacen, sino más bien todo lo contrario.
Porque lo hasta ahora canónico ha sido pensar que el profesional que disfruta es un profesional que no produce. Porque lo habitual, lejos de asociar a los profesionales satisfechos como a activos muy preciado, como un bien sobre el que invertir, se ha ido consolidando el razonamiento de que un profesional que disfruta con lo que hace y se siente bien es un profesional incomodo.
Y claro, una de las partes de hibridarse es precisamente disfrutar. Porque hibridarse es, en muchos casos, reencontrar el germen que te hizo elegir un camino profesional, encontrar a gente con tus inquietudes, tus vivencias, tus frikismos y tus paranoias. Porque hibridarse es fundamentalmente volver a sentir que formas parte de un proyecto (aunque sea inmaterial y global), volver a sentirte integrado aunque sea en una nueva cultura.
De ahí que esto de ser híbrido en el entorno sanitario actual no sea tan fácil. Incluso en servicios de salud claramente pioneros como el Osakidetza, la Agencia Valenciana de Salut o el Sistema Sanitario Publico Andaluz, ser híbrido es, cuando menos, complejo… y encontrar un hospital magnético o una organización líquida es una lotería.
Aun así y pese a todas las dificultades, siempre nos quedará el consuelo de pensar que, en el fondo, hibridarse es como perder la virginidad. Hasta que no tienes el primer orgasmo eres capaz de vivir sin sexo y eres incluso capaz de decirle a los demás que no tenerlo no es tan complicado. Pero cuando lo pruebas no sabes como has podido pasar tanto tiempo sin «pillar»! Y a partir de ahí, eres capaz de hacer casi cualquier cosa. Y si encima te enamoras… ya estas perdido.
Be 2.0 my friend!